Hoy es un día especial, ya lo sabemos. Marca un camino fundacional que va desde la pérdida y el dolor hasta el perdón y una nueva, o quizá no tan nueva, forma de justicia. Es un día de celebración, de conmemoración, de reflexión. Los sentimientos aquí presentes son muchos y muy intensos.
Melisa era una jovencita correntina alegre, bella, estudiante de enfermería, colaboradora, inquieta, que había elegido a Quequén como su lugar en el mundo. Una persona que fundamentalmente estaba llena de amor por todos y llevaba en sí el amor de su madre, sus hermanos, y de todos aquellos que la tenían cerca. Y que tenía un gran amor por la vida.
Hoy este espacio, piedra por piedra, hoja por hoja, está atravesado por el amor intenso y profundo que sentimos hacia ella, incluso hasta los que no la conocimos.
Y llegamos a este camino también por la práctica contracultural y sanadora que nos permite la Justicia restaurativa. Estas prácticas de justicia han existido desde siempre en las comunidades, pero la evolución de los tiempos las hicieron olvidar o dejar de lado. Esta es la justicia del sentido común y está centrada primero en las personas que han sufrido más de cerca un daño y sin olvidar que vivimos en comunidad.
Se trata de compensar, de recomponer hasta donde sea posible el daño sufrido, encontrando soluciones que la justicia ordinaria no llega siquiera a considerar.
La transformación que ha significado que lleguemos hoy hasta aquí es sin dudas profunda y amorosa. Melisa representa ese amor que siempre nos va a acompañar.
Gracias APP, gracias VxP, gracias a los que hoy nos acompañan, y por sobre todas las cosas gracias Mercedes, Daniel, Emiliano y Fernando. Los abrazamos con nuestro corazón para siempre.