Anoche dos motochorros me asaltaron en Cipolletti a la salida de un boliche, me apuntaron en la cabeza con una 9mm y me rompieron la frente de un culatazo. Perdí unos cuatro mil pesos en efectivo y mis llaves. Podrían haberme matado. Debieron internarme en un hospital, donde aún permanezo pero me iré en unas horas. Pero estoy bien. Estoy sano y salvo y sobre todo, sigo siendo un férreo defensor de la plena aplicación de los derechos humanos y del debido proceso como requisito ineludible de vivir en democracia y un convencido de las causas sociales que rodean el delito. Nada de lo que me pasó hizo que comenzara a soltar el discurso fascista de la mano dura y la pena de muerte tan en boga por estos días. Respeto la Constitución Nacional. Mi alma no está embrutecida y eso es algo que me enorgullece.