Miro esta imagen y recuerdo tantas y tantas historias que me contaron personas privadas de la libertad.
Alguien que destruido por el delito cometido, quizás por todo lo que le tocó vivir desde que fue engendrado… la misma sociedad que no dio las respuestas adecuadas en tiempo y forma, cayó muy abajo, en lo más deplorable del ser humano… veo la destrucción que produce la droga… caído totalmente…
Y veo a la víctima o, como en mi caso, la mamá de una víctima…. que cae más abajo en esa balanza porque el dolor es más profundo…. porque no puede rehacer lo que le quitaron pero entiende que al fin ese alguien es un ser humano y no una bestia como creyó al principio, cuando le arrebatan su hijo…
Un ser humano que necesita mucha ayuda para salir adelante y hay que luchar mucho para que entienda que si quiere lo puede hacer…
Darle la llave para que libere su alma y pueda vivir en paz sin dañar más al otro que convive con él en este planeta.
Comenzar un camino diferente…
Quien le brinda esa llave se va a sentir reconfortado y la otra persona si hace el «click» va a sentir que no está tan solo, que la sociedad le brinda las herramientas que nunca le había brindado y puede tener fe y esperanza de comenzar una nueva forma de vivir…